Ya no hay miradas
ni tiempo,
ya no hay nada.
El tiempo se marchó cansado de esperar a quienes no sabían aprovecharlo.
Aguardo paciente.
Y se fue.
Dejó tirados a la ilusión y a la esperanza en la parada de la realidad.
Sin prisa.
Sin tiempo.
Él y sus labios se fueron consumiendo por el tabaco y los falsos besos.
Hasta quemarse por dentro.
Y prender.
Su corazón se incineró.
Las cenizas quedaron frente al espejo esperando una valiente ráfaga de viento.
Y en su lugar llegó ella.
Y se fue.
Duró menos que un chupito de Jack Daniel's a los pies de su cama.
Empezó fuerte y acabó con años de resaca y la botella vacía en el estante de los "Trofeos"
Porque la pasión pudo.
Porque el dolor la ahogó en un océano de lágrimas y olor a tabaco.
Adicto.
Fanático del descontrol.
Esperó el momento justo.
Y este esquivó su puerta.
La oportunidad se fue.
Con el tiempo.
Agarrados de la mano.
Hacia el olvido.
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