Hace una semana desde mi última salida nocturna. La última vez que pisé la calle.
Me encuentró tirada en el sofá como las hojas secas de otoño , triste , cansada de la rutina. Mi cabeza no para de pensar en lo mismo ,de darle vueltas al culpable de One Million en mi almohada. Esa colonia que lleva vagando en mi habitación desde que esta quedó viuda.¿Cómo es posible que eche de menos cada pedazo de su piel?
Llamaron al timbre. No me moleste si quiera en aparentar estar bien. Me puse una camiseta que por allí se encontraba , también con ese
Dio un paso alante. Era él , el hombre que me había hecho pasar una semana metida en mi casa sacando conclusiones absurdas sobre la vida.
Me quedé una vez más sin decir nada. Se adentró en mi casa colocandose en el centro de la habitación.
- Siento haberme ido así el otro día. - dijo con la mirada clavada en el suelo.
- ¿Y vienes una semana después a disculparte?
Se plantó frente a mi, mirandome con sus profundos ojos marrones sobre los míos , como una flecha que entra por mi pupila y acaba. Acaba donde van a parar todos los golpes.
Hubo un tiempo de reflexión, en el cuál me di cuenta de que quizá había sido muy brusca. Y es que mi cuerpo pedía a gritos reencontrarse con el suyo.
Acercó su mano a mi mejilla pasando el pelo tras la oreja. Estaba cerca , demasiado. Mi mano se colocó en su cintura y... Oh
Cerre los ojos y con una de mis manos en su mejilla pase mis labios por su cuello. Su cuello, tan varonil.Sus manos comenzaron a deslizarse por mi espalda acercandome a él.
El cosquilleo aumento y con este mis pulsaciones.
Posé mi cara frente a la suya , dejandome llevar , perdida entre sus manos, su colonia y dentro de poco en su boca.
Rozó mis labios y una corriente eléctrica me atravesó. Lo que llevaba deseando volver a tener sus labios.
Finalmente Me beso.
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