24 de julio de 2015



Víctimas de la noche
botellas desperdigadas
corazones agrietados al borde del coma.
Carmín rojo en labios desconocidos
y poco tiempo que perder.
Él,
se deja llevar,
sólo un poco,
como cada noche,
por alguien diferente.
Cubierto de ron anula todos sus sentidos,
quién pudiera otorgarle una pizca de cordura
y evitar que desapareciera ese recuerdo,
como cada noche.
Caricias frías
sin ataduras
ni remordimientos,
besos cálidos,
sin sentimiento,
con el final a la vuelta de la esquina
bajo las luces de las farolas de una calle fría y solitaria
como el espíritu libre que la ronda.
Fuimos efímeros
para no volver a ser nada más que polvo sobre el estante superior de una estantería,
los créditos de una película
o los agradecimientos al final de un libro.
Fuimos hechos para ser olvidados.


   El alcohol se cobró tantas víctimas como tú corazones en una noche,
   y aún así dudo que puedas reparar alguno 
   todos aquellos más frágiles que cualquier botella vacía.


Y ahora, ella se muestra etérea ante tus ojos embriagados que acechan contra un alma libre,
como cada noche,
perdiendo el tiempo esperando respuestas que nunca llegan
porque para ti
lo desconocido es mejor
que lo conocido alguna vez.





12 de junio de 2015







Quisiera ser un recuerdo en una foto a la que miras melancólico,
quisiera ser tus tardes de risa y tus noches en vela.
Poder permanecer en tu memoria al menos una hora al día
o permanecer contigo el tiempo que hiciera falta.
Me gustaría deshacerme del reloj para no tener que saber cuando ha llegado la despedida, en vez de contar las horas que faltan para verte.
Ojalá compartir momentos
y que al recordarlos
inconscientemente esbocemos una sonrisa.
Dejemos el arrepentimiento a un lado
y a sus condicionales
me gusta más la primera persona del plural del presente del verbo besar.
Soy adicta a conjugarte
en cualquier tiempo
pero a ti.
Escribir nuestra historia,
conscientes,
y desentendernos de capítulos inventados,
libros a parte
y del punto y final.
Dejémonos de párrafos
comencemos con la rima,
asonante,
consonante
o detonante en tu boca
pero comencemos,
porque me he cansado de fingir que no te echo de menos.

6 de junio de 2015












Podría mirarte a los ojos hasta que salga el sol,
podrías sostenerme entre tus brazos,
como aquella noche.
Podríamos perder la noción del tiempo
o el conocimiento
que nos hizo falta
y del que ahora carecemos.
Nos faltó creernos,
querernos
y cerrar las puertas de la memoria para evitar que huyeran los recuerdos.
Pudimos dar de nosotros lo que sólo nosotros nos podíamos dar
y dejar sólo al pretérito perfecto simple
para conjugar un futuro sobre tus labios.
Tantas cosas, tanto tiempo
perdidos.
Fue tanto para tan poco
pero ya es hora de irse
y olvidar.





4 de marzo de 2015





Silencio. 
Hoy el frío se siente también en las grietas de mis labios
y duele,
duele saber que este silencio agonizante te está matando,
que ya no hay tiempo para intentos,
ni si quiera para rendirse,
que ya no siento más que un nudo en el pecho que se ciñe a mi garganta,
que ya no siento,
que ahora soy sólo frío.
No sé donde estoy, ni si quiera en que estación del año, para mí sólo es frío,es una piel pálida cualquiera cubierta de arañazos sin sentido por culpa de confusiones; son los últimos soplos de aire, el vaho en la ventana de la habitación para dibujar corazones helados que no saben lo que es ser consciente de que estás muerto, porque ellos son sólo frío; son tus pisadas señaladas en la nieve, marcas profundas que residen en el frío hasta que este desaparece, pero yo sigo siendo frío y tú las pisadas en mi cuerpo. 
Tus dedos pasean por mi columna, explorándome, como el hombre que aterriza en la Luna por primera vez. Te limitas a observar sin atreverte a descubrir. Entreabres la ventana pero vuelves a cerrarla porque un soplo de aire frío te ha erizado la piel, 
te ha rasgado los labios
y se ha llevado tu corazón.
Ahora tienes miedo.
Miedo,
que se apodera de todos los rincones de tu cuerpo, excepto de aquel que está inundado por el frío, y te hace querer desaparecer, olvidar.
Y acabas olvidando, por miedo, o quizá por no echarle cojones y asumir que sí, que el frío te puede y te has enamorado de él.

Pero ya es tarde.


Entre las sábanas de Enero, sobre tu espalda desnuda, pasea una brisa fría que te eriza la piel,
pero esta vez no te rasga los labios
ni se lleva tu corazón,
esta vez desaparece por una ventana que alguien ha dejado entreabierta, 
revuelve las cortinas intentando llamar tu atención
y se oculta,



con el frío.