Víctimas de la noche
botellas desperdigadas
corazones agrietados al borde del coma.
Carmín rojo en labios desconocidos
y poco tiempo que perder.
Él,
se deja llevar,
sólo un poco,
como cada noche,
por alguien diferente.
Cubierto de ron anula todos sus sentidos,
quién pudiera otorgarle una pizca de cordura
y evitar que desapareciera ese recuerdo,
como cada noche.
Caricias frías
sin ataduras
ni remordimientos,
besos cálidos,
sin sentimiento,
con el final a la vuelta de la esquina
bajo las luces de las farolas de una calle fría y solitaria
como el espíritu libre que la ronda.
Fuimos efímeros
para no volver a ser nada más que polvo sobre el estante superior de una estantería,
los créditos de una película
o los agradecimientos al final de un libro.
Fuimos hechos para ser olvidados.
El alcohol se cobró tantas víctimas como tú corazones en una noche,
y aún así dudo que puedas reparar alguno
todos aquellos más frágiles que cualquier botella vacía.
Y ahora, ella se muestra etérea ante tus ojos embriagados que acechan contra un alma libre,
como cada noche,
perdiendo el tiempo esperando respuestas que nunca llegan
porque para ti
lo desconocido es mejor
que lo conocido alguna vez.
perdiendo el tiempo esperando respuestas que nunca llegan
porque para ti
lo desconocido es mejor
que lo conocido alguna vez.


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