24 de octubre de 2014




 Pasé tardes enteras y noches en vela intentando encontrarte.
 En aquel tiempo pensé que lo lograría.
 Y ahora aquel suena tan lejano...
 Tan lejano como tu voz ,
 que reconcome , desgasta y taladra mi mente ,
 y me deja sin ganas de pronunciar tu nombre ,
 y te alejas ,
 ahora aquel eres tú.
 Aquel que 'olvidó' quedarse ,
 aquel que quizá no quiso estar aquí ,
 aquel obcecado de confusiones ,
 un aquel sin cuidado.
 Y entonces te fuiste ,
 arrastrando los recuerdos
 atados a ti y a tus besos,
 por el suelo,
 con el hilo que cose mis heridas ,
 rojo ,
 como el pintalabios que más te gustaba ,
 o como la lencería que más deseabas, corazón.
 Rojo chillón.
 Que busca una manera sutil de llamar tu atención ,
 que busca la manera de llamarte ,
 ya desesperado,
 y sin sutilezas,
 sólo con un pellizco de tiempo y un tarro de angustia,
 y ahora cruza los dedos ,
 ya no sabe jurar,
 nunca supo jurar,
 fue más de prometer,
 y así acabo,
 y así acabamos,
 con las mentiras recorriendo lentamente nuestras mejillas,
 mentiras que nunca me dejaste limpiar ,
 que quedaron grabadas a fuego en tu mente,
 y ardieron,
 dejando sólo las cenizas,
 cenizas que tu guardaste en el bolsillo del rencor,
 que nunca liberas,
 y que puede contigo.

     Y es cuando el peso recae sobre uno de los dos,
     demasiado peso para una sola persona,
     pero intenté ayudarte,

     y no me dejaste,

     porque nunca me has necesitado.



(El tiempo cambia a las personas , y es cierto , este ya no eres tú)