Ser valiente es saber cuando hay que dar la cara por algo y sobre todo por alguien.
Ser valiente es saber reconocer tus errores
y lo más importante,
intentar remediarlos.
*
Tengo demasiadas palabras en la punta de la lengua
como para tragarme todas ellas.
He decidido ser la valiente que se atreva a
escupir(te) todo este veneno,
Y te prometo que no es ni la mitad del que tú me has
echado.
He decidido ser la que se arme de valentía y sobre
todo de razón para explicarte que no, que no estoy loca y no necesito de
ninguna excusa barata para demostrarte que puedo conseguir lo que quiera
siempre y cuando me lo proponga.
Porque a diferencia de ti, yo al menos sé lo que
(no) quiero.
Pero qué fácil es girar la cabeza cuando algo no nos
interesa, y es que amigo, ahí está la gracia, no se trata de huir, se trata de
plantarte cara.
Desde pequeña me vendieron que la experiencia se
forjaba con los años, y yo me he ido dando cuenta de que esta se forma con los
golpes. Aquellos que no solo te dejan huella en la piel, tu ya me entiendes.
También me enseñaron que el arma más peligrosa era
el diálogo. Y con el tiempo he aprendido que se trata de un arma de doble filo
y por tanto no cualquiera sabe usarla.
Es cierto que la indiferencia puede llegar a causar
el peor daño. Sin embargo, en esta guerra va ganando el orgullo.
Las manecillas del reloj siguen corriendo, esperando
a ver quién será capaz de disparar la última bala
y quién será el valiente de acojerla en su pecho.
Si lo que intentas es acabar conmigo, esto solo
acaba de empezar, buena suerte.
Lo único que te declaro es la guerra cuerpo a
cuerpo.
Cuando hayas terminado de jugar a ser valiente te
abriré las puertas de la libertad, hasta entonces me limitaré a observar tus
golpes
A afrontar mis miedos
A cultivar mis decisiones
Y sobre todo a ser feliz.
*
Te recuerdo que aún tienes mi llave.
Espero que eso sea lo único de mí que no pierdas.


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